lunes, 24 de enero de 2011

Ganó Nadal y perdió Soderling

MELBOURNE - Sigue con la mano caliente. El español Rafael Nadal, N° 1 del mundo, logró otro cómodo triunfo en el Abierto de Australia, pasó a los cuartos de final y sigue en la búsqueda de su cuarto título de Grand Slam seguido. También ganaron su compatriota David Ferrer y el escocés Andy Murray y perdió el sueco Robin Soderling.



Nadal superó al gran sacador croata Marin Cilic (15° cabeza de serie) por 6-2, 6-4 y 6-4 y saldó una cuenta contra uno de los cuatro jugadores en activo que mantenía un saldo favorable en los duelos personales. Sin dar los síntomas de excesiva fatiga de choques anteriores, sacó adelante el compromiso de los octavos.


El balear, ataviado con la misma indumentaria que en los partidos anteriores aunque aparentemente de un tallaje superior, se cita con el también aguerrido y gran defensor Ferrer. Lo que garantiza la presencia de un español en semifinales.

Nadal obtuvo su 25° triunfo consecutivo en torneos de Grand Slam para no faltar a la cita de cuartos de final, tras sus conquistas de Roland Garros, Wimbledon y el US Open en 2010. Un tramo al que ha llegado siempre en el último lustro. Fue su tope el pasado año, cuando abandonó antes del final, lesionado, el choque ante Murray, al que avista ahora en una eventual semifinal.

La hazaña de ganar los cuatro 'Majors' de manera consecutiva no fue igualada entre los varones desde hace ya más de 40 años. El último en lograrlo fue el australiano Rod Laver, quien obtuvo los cuatro en 1969, lo que es considerado el Grand Slam completo por tratarse del mismo año calendario.

Era Cilic un rival de más reputación que los adversarios previos a los que el español se ha enfrentado en el primer Grand Slam del año. Sin gasto excesivo, pasó por encima de raquetas sin repercusión, como el brasileño Marcos Daniel, el estadounidense Ryan Sweeting, procedente de la fase previa, o el prometedor local Bernard Tomic.

La exigencia fue mayor para el número uno del mundo. No obstante, sacó adelante sin dejarse un set. Cilic está ahora distanciado del tenista solvente que alcanzó la semifinal hace un año. Del que estuvo instalado en el top-ten de la ATP.

El partido advirtió mala pinta para el balcánico desde el principio, cuando cedió su saque, de entrada, a Nadal. Fue ya con el viento a favor el español, que se apuntó el parcial, de casi una hora, sin más contingencias que una amenaza de 'break' por parte de su adversario.

Cilic acumulaba errores (47) mientras el español aunaba méritos para labrar el triunfo. Incapaz de amenazar el del rival, el croata perdió su servicio, una de sus armas más fiables, en el séptimo juego del segundo y tercer set. Más que suficiente para que el español saldara cuentas y cerrara el partido en poco más de dos horas y media de juego.

Por su parte, Ferrer le puso fin al "efecto Milan Raonic", una de las sensaciones del Abierto de Australia, representante del empuje de las generaciones incipientes que han florecido en el primer Grand Slam del año, que cayó ante el 7° cabeza de serie por 4-6, 6-2, 6-3 y 6-4.

Es el canadiense, de 20 años, el más joven de los supervivientes que accedieron a la eliminatoria de octavos, una de las revelaciones de la competición. Debutante en el torneo, había dejado por el camino a rivales reputados como el alemán Bjorn Phau, el francés Michael Llodra y, sobre todo, al ruso Mikhail Youzhny, el décimo favorito.

El primer tenista procedente de la fase previa que accedió a los octavos de Australia tras el chipriota Marcos Baghdatis en 2005, fijado por la ATP en el puesto 152° del ránking, se topó con la solidez del español.

Es Ferrer, que cerró el choque en poco más de dos horas y media, un jugador que no hace concesiones. Pptimo físicamente, como es el caso, es difícil de superar. No da tregua y obliga a su adversario a un gasto extremo. No era el caso del canadiense, acomodado en las virtudes de un juego más acelerado. Dificultado en sus movimientos a causa de su altura (196 centímetros), sostiene sus triunfos en un saque brutal.

El servicio más veloz del torneo (230 km/hora) que le ha llevado a acabar su participación con 94 saques directos. No bastó ante Ferrer, uno de los mejores devolvedores del circuito. No pudo mantener la precisión Raonic, sin argumentos ante la respuesta del español. Ni siquiera se sosegó tras conquistar el primer set, después de provocar una rotura sobre el de su rival.

Puede que por su juventud y su falta de experiencia Raonic se ocupó de todo durante el partido. Echó fuera innumerables pelotas (68 errores no forzados por diez del español), que dejaron en nada los puntos ganadores que se apuntó (57).

Ferrer no se fue del partido. Alcanzó los cuartos de final, que iguala su mejor actuación en Melbourne, también en el 2008. Y espera dar un paso más, hacia la semifinal. Pero antes lo espera nada menos que Nadal.

LA GRAN SORPRESA
El ucraniano Alexandr Dolgopolov, un debutante en el Abierto de Australia, situado en el puesto 46° del mundo, eliminó a Soderling, uno de los aspirantes, cuarto del circuito, que cayó en los octavos de final del primer Grand Slam de la temporada por 1-6, 6-3, 6-1, 4-6 y 6-2.



El jugador de 22 años se consolidó como una de las revelaciones del torneo junto al canadiense Milos Raonic, adversario del español David Ferrer.

Dolgopolov, reputado por sus victorias previas ante el ruso Mikhail Kukushkin, el alemán Benjamin Becker y, sobre todo, el francés Jo-Wilfried Tsonga, finalista en Melbourne en 2008, en tercera ronda, dejó en evidencia al sueco, negado en Australia. Nunca ha sobrepasado los octavos de final.

El escandinavo llegó a esa ronda sin perder un set. Con determinación y a la espera de que Melbourne fuera su momento. La facilidad con la que el N° 4 del mundo se apuntó el primer parcial fue ficticia.

Dolgopolov, convertido ya en el segundo ucraniano en alcanzar los cuartos en un Grand Slam después de Andrei Medvedv, que lo hizo en 1996 y que fue finalista en Roland Garros en 1999, reaccionó a tiempo. Así, se transformó en esta edición en ser el único no preclasificado en llegar a los cuartos de final.

Con menos errores que el sueco, descentrado ante la resistencia de su joven rival, Dolgopolov elaboraba el triunfo punto a punto sobre una pista hecha a su medida. Cerró el partido después de dos horas y 36 minutos.

El tenista ucraniano, artífice de la sorpresa del torneo hasta el momento provisto de un desparpajo inusual para la escasa experiencia que aún dispone, especialmente en los grandes torneos, buscará las semifinales contra Murray, que le ganó al austríaco Jurgen Melzen.

Soderling rechazó haber "subestimado" a su adversario, sin repercusión hasta ahora en el circuito. "Nunca he subestimado a nadie. No me sentía bien y no jugué lo suficientemente bien. Nada más que eso", indicó. Y calificó al ucraniano "como un buen jugador. Tiene un gran revés y se está moviendo muy bien. Él es un gran contragolpeador. Él tiene una gran oportunidad de hacer un buen papel aquí".

El escandinavo desveló que tuvo "algunos problemas en un pie durante un par de juegos. No he sacado bien. Tirar el primer saque a 130 kilómetros no es para estar orgulloso. He luchado muchas veces en este torneo y no he tenido nunca un buen primer mes en mi carrera. Por lo menos, he estado mejor que el año pasado, que no llegué a octavos".

"No he jugado bien pero tuve algunas oportunidades. Lo hice en los otros partidos. Pero en este no me salió. El saque y la derecha, mis principales armas, no estuvieron al nivel habitual", concluyó Soderling.

El versátil e inteligente Murray le ganó por la vía rápida al austríaco Jurgen Melzer por 6-3, 6-1 y 6-1 en el encuentro de octavos de final del Abierto de Australia, donde alcanzó el pasado año la final a la que pretende regresar en esta edición para conquistar su primer título grande.

El tenista escocés ha apretado el acelerador en el inicio de la segunda semana. Tiene entre ceja y ceja la conquista de un Grand Slam, un éxito que se le resiste y que le falta para dar lustre a un poblado palmarés.

Nunca Murray había perdido con Melzer. Y en esta ocasión tampoco. El británico, que lleva un trayecto impecable en el primer Grand Slam de 2011, sin ceder un set (superó al eslovaco Karol Beck, que se retiró cuando perdía en el tercero, a Illya Marchenko y a Guillermo García-López), tardó hora y media en acceder a cuartos.

El primer británico (5° preclasificado) en alcanzar dos finales de Grand Slam (Abierto de Estados Unidos 2008 y Abierto de Australia 2010), mantuvo a raya a su zurdo y ofensivo adversario austríaco (11° cabeza de serie). Frenó cualquier intento de amenaza del austríaco, que dispuso de dos ocasiones de hacer 'break' y meterse en el partido.

"Sé poco sobre él. He jugado una vez con él antes. Tiene un juego muy poco ortodoxo, muy diferente a la mayoría de los chicos del circuito. Está empezando a poner todas sus virtudes juntas. Está jugando bien y se ve con posibilidades. Simplemente es diferente", indicó Murray sobre el ucraniano.

"Tiene un juego que te puede hacer dar golpes raros y no jugar tan bien. Así que hay que estar sólido porque, si estás irregular, es cuando mejor juega", añadió.

Murray, finalista el pasado año, ha ofrecido un gran nivel de juego en los partidos que ha disputado hasta el momento. Ha ido de menos a más. "Sí, he estado bien, como los primeros partidos. Empecé muy bien y después comencé a golpear la pelota muy limpiamente desde el comienzo del partido. Hubo algunos juegos en los que fue duro. Pero los saqué adelante", explicó.

"Me siento bien. Pero sé que cada vez va a ser más difícil. No espero que todos vayan así. Estoy preparado mentalmente para cuando se pongan más complicados", agregó.

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