sábado, 18 de diciembre de 2010

Derrumbes en Pompeya generan preocupación y escándalo

POMPEYA, Italia (Reuters) - El alcalde de Pompeya, Claudio D'Alessio, no quiere pasar a la historia vinculado a Plinio el Joven, el romano que narró la destrucción de la antigua ciudad hace casi 2.000 años tras la erupción del monte Vesubio.

"La ciudad está sufriendo y perdiendo sus piezas", dijo D'Alessio, parado cerca de la Via dell'Abbondanza, la calle principal originada en las columnas del Foro en la ciudad antigua y declarada Patrimonio Universal por la UNESCO.


D'Alessio no sólo está preocupado porque es un amante de la cultura. Sabe que la economía de su moderna ciudad de 25.000 habitantes depende mucho de los turistas que llegan de todo el mundo para ver el famoso sitio arqueológico.

El mes pasado colapsaron la "Casa del Gladiador" y la pared del jardín de la "Casa del Moralista", que hace mucho se mantenía en pie.

Los derrumbes dieron lugar a acusaciones de abandono oficial por parte del Gobierno de centro-derecha del primer ministro Silvio Berlusconi y al pedido de renuncia del ministro de Cultura Sandro Bondi, quien ha efectuado recortes al gasto en artes como parte de medidas de ajuste.

"No podemos darnos el lujo de esperar. No podemos esperar otros derrumbes. Necesitamos una intervención inmediata para subsanar años de retrasos y abandono", sostuvo D'Alessio.

Como muchos otros sitios del patrimonio cultural de Italia, la antigua Pompeya es un motor de crecimiento económico que mantiene hoteles, restaurantes, guías, medios de transporte y agencias de viaje.

MINISTRO CUESTIONADO

Los defensores de Pompeya han acusado a Bondi de ser responsable por el deterioro del extenso sitio, que permaneció enterrado y oculto durante casi 1.700 años bajo cenizas hasta que en 1748 comenzaron las excavaciones.

"En los últimos dos años, las decisiones concernientes a Pompeya han sido tomadas por políticos y no por expertos", dijo Tsao Cevoli, presidente de la asociación nacional de arqueólogos.

Cevoli y otros críticos dicen que bajo la administración de Bondi, el ministerio de Cultura se ha concentrado en eventos espectaculares, desatendiendo el mantenimiento regular.

Por ejemplo, se invirtió dinero en un tour en el que el holograma de Julio Polibio, un noble de la antigua Pompeya, guía a los visitantes por una versión virtual en 3-D de su suntuosa residencia.

"Debemos invertir en el mantenimiento regular. Esto no llama la atención pero es muy necesario", dijo Cevoli, agregando que la remoción de yuyos de los techos y las paredes no es tan atractivo como los espectáculos de luces y hologramas, pero si impide que se filtre el agua.

Cevoli dice que ha habido siete colapsos en un año pero que no todos ellos han recibido la difusión que merecían.

"El hecho de que haya habido tantos colapsos en un lapso de tiempo tan breve significa que está ocurriendo algo serio. Estos son signos muy peligrosos", aseveró.

El funcionario sostuvo que en los últimos dos años se gastaron 80 millones de euros en lo que él denominó "restauraciones espectaculares pero no indispensables" de estructuras simples como el Gran Teatro del siglo II AC.

"El ministro es responsable por haber elegido un estilo de gestión en Pompeya que ha favorecido la apariencia por sobre la sustancia. Ningún experto habría hecho esto. A técnicos, restauradores y arqueólogos se les negó cualquier decisión en el asunto", indicó Cevoli.

Pompeya, entonces hogar de unas 13.000 personas, quedó enterrada bajo cenizas, piedra pómez y polvo por la fuerza de una erupción equivalente a 40 bombas atómicas de hoy en día. Dos tercios de la ciudad de 66 hectáreas han sido descubiertos.

CONGELADA EN EL TIEMPO

Lo que hace de Pompeya un sitio inusual, sino único, es que quedó congelada en el tiempo, ofreciendo una imagen total del mundo antiguo.

Plinio el Joven atestiguó el cataclismo hace 1.931 años desde Misenum (hoy llamado Miseno) sobre la costa norte de la Bahía de Nápoles. Escribió: "Una densa nube negra venía tras nosotros, extendiéndose sobre la tierra como una inundación".

Algunos han dicho que la única solución para salvar a Pompeya es privatizarla.

"Precisamente porque pertenece a toda la humanidad, su administración debería ser retirada del Estado que ha demostrado que es incapaz de protegerla", dijo el principal periódico comercial de Italia, Il Sole 24 Ore, en una mordaz editorial.

Pero la privatización de la cultura todavía es un tema políticamente sensible en Italia, de modo que algunos observadores ven como la mejor solución una mezcla de propiedad del Estado con algo de patrocinio privado.

Judith Harris, autora del libro del 2007 "Pompeii Awakened" (El Despertar de Pompeya) dijo que sería importante que los auspiciantes permitieran a los arqueólogos hacer lo que consideraran necesario.

"No hay glamour en el control de palomas y en la remoción de yuyos pero son necesarios", expresó.

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