sábado, 6 de noviembre de 2010

Serie TV en Kuwait aviva debate sobre influencia Irán

DUBAI (Reuters) - Cuando Karim llega a Kuwait para ofrecer sus condolencias por la muerte de su cuñado, su hermana se acerca a él y le dice entre lágrimas en farsi: "Aquí no está permitido ingresar al salón de luto para mujeres".

Poco familiarizado con las costumbres de Kuwait, un dolido Karim se va en busca del "diwaniyya", lo que en el Golfo Pérsico se conoce como el salón donde los hombres de la familia desarrollan su propio velorio.


La primera escena de "Karimo" instala la tensión sobre la identidad nacional que aborda la serie televisiva. Pero además da cuenta de una realidad que complica la postura del Golfo Pérsico sobre Irán y su programa nuclear: la enorme comunidad de iraníes o árabes de origen iraní que vive en la región.

Para algunos, el audaz abordaje de este tema en el programa -que desafía el discurso oficial en Kuwait que glorifica a las tribus beduinas- sirve a los intereses iraníes, mientras países más pequeños del Golfo alineados tradicionalmente con Estados Unidos se preguntan cómo sería el futuro con un resurgimiento de la influencia de Irán.

Karim escucha música persa, le cuesta pronunciar palabras en árabe y los diálogos en farsi vienen subtitulados. La emisora privada de Kuwait al-Rai TV promocionó el programa en farsi y árabe.

"Esta es una invasión cultural y la imposición del farsi sobre la sociedad árabe. No creo que nuestra sociedad esté tan desesperada como para recurrir al farsi", escribió un usuario en el sitio web del periódico kuwaití al-Anba, reflejando las fuertes reacciones de muchos.

Sin embargo, se cree que cerca de un 30 por ciento de los kuwaitíes son musulmanes chiitas -mayoría en Irán - y más de la mitad podría tener sangre iraní. Kuwait tiene muchas familias de comerciantes cuyos nombres ocultan un pasado persa.

La historia se repite de igual forma a lo largo de la costa del Golfo Pérsico, desde Kuwait hasta Omán. Los chiitas son incluso mayoría en Bahréin, vistos por la escuela islámica Wahhabi de Arabia Saudita - que considera a la rama chiita como una herejía - casi como un grupo rebelde de Irán.

Además, muchos árabes sunitas que se mudaron a Irak hace generaciones pero regresaron en las últimas décadas siguen mezclando palabras en farsi en su vocabulario o hablan con acento. Algunos todavía pueden hablar en farsi.

En otras palabras, dice Daifallah Zaid, quien escribió la telenovela, una gran porción de la audiencia está lista para series que tomen facetas diferentes de la vida en el Golfo.

"Fue el primer trabajo del Golfo que trató de colocar la atención sobre el tema, cuando la mayoría de los dramas son más de lo mismo. En Kuwait hay mucha gente que habla con ese acento. El elemento iraní está presente en todo el Golfo. No sólo es iraní, podría ser iraquí o indio también", señaló.

Zaid dice que es parte de una tendencia en los programas del Golfo, dando como ejemplo una serie emitida por Abu Dhabi en el 2007 llamada "Rihlat Shaga" (Un viaje por la penuria), que se trataba de los Bidoon o "los carentes", árabes ignorados al momento de la formación de los Estados y a quienes los Gobiernos del Golfo les niegan la nacionalidad.

En "Karimo", el protagonista se esfuerza por ser aceptado por los hijos de su hermana, quienes se avergüenzan de su pariente iraní. Interpretado por el famoso actor Dawoud Hussein, Karim se gana sus corazones.

"Quise hacer algo diferente pero que reflejara la realidad. La gente dijo que fue algo político pero se trató de un drama humanitario", dijo el autor.

ARABES SUNITAS

A los Estados sunitas del Golfo les preocupa que el programa atómico de Irán permita que el país chiita de más de 70 millones de habitantes obtenga un arsenal nuclear.

Es difícil estimar el nivel de este temor en las poblaciones del Golfo. Para muchos, desde una perspectiva sunita, chiita o secular, Israel y su supuesto arsenal atómico son una preocupación mayor.

Pero los Gobiernos, que en algunos casos alojan a fuerzas militares estadounidenses, han sido cada vez más directos en cuanto a su postura.

En julio Youssef al-Otaiba, el embajador de Emiratos Arabes Unidos en Washington, auguró protestas y disturbios en el Golfo si Estados Unidos o Israel llevan a cabo cualquier acción militar contra Teherán. Sin embargo, prefiere eso a que Irán cuente con armamento nuclear.

Hussein al-Qatari, un espectador kuwaití de origen árabe-iraní, dice que sólo algunos compatriotas suyos, de origen tribal sunita, pensaban en Irán como un riesgo significativo, los mismos que se escandalizan por la serie kuwaití en farsi y árabe que llega a sus casas.

Pero asegura que no había lealtades en conflicto, simplemente un patrón de orígenes más complejo que el que muchos kuwaitíes tienen en cuenta.

"A menudo se nos acusa de estar alineados con Irán, de amar a Irán más que a Kuwait, son estupideces", señaló el licenciado en literatura inglesa de 24 años, fanático de la serie.

"En mi entorno la gente no piensa en Irán como una amenaza, pero mucha gente persa de origen sí piensa que Irán es un país regresivo en cuanto a sus políticas y al modo en que trata a su propio pueblo", agregó.

La disputa nuclear con Occidente se desarrolló a par con el aumento de la influencia regional de Irán desde que la guerra del 2003 en Irak llevó a la mayoría chiita del país al poder y luego que el líder nacionalista Mahmoud Ahmadinejad se convirtió en el presidente de Irán en el 2004.

La tensión entre sunitas y chiitas en países árabes persiste.

Un pastor chiita fue despojado de su nacionalidad kuwaití en septiembre por comentarios que insultaban a la esposa del profeta Mahoma, Aisha, venerada para los sunitas, agudizando la reacción anti-Irán entre los kuwaitíes respecto de "Karimo".

Muhammad al-Zekri, un antropólogo bahreiní, dice que la polémica sobre la serie indica que las versiones oficiales de la identidad nacional -centrada en las dinastías gobernantes de origen tribal- ya no reflejan al Golfo moderno.

"Existe una nueva generación que no comprende este pasado porque no tiene sentido para ellos. El imaginario del pasado debe tener en cuenta el aquí y el ahora para hallar su espacio en el discurso, y ahí es donde nos estamos equivocando", dijo.

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