¿Cómo te sentiste cuando te arrestaron? Para mí fue un golpe muy duro, tantos años de mariconcito para terminar con dos esposas.
¿Qué pensaste en ese momento? Creí que me iban a llevar a pasear, pero ni siquiera me pidieron mil disculpas. Al comienzo me sentí feliz porque me metieron cualquier cantidad de palo, pero ya me entristece estar de rayitas. Imagínate pasar de chivito a cebra.
¿Imaginabas que te llevarían preso? No, y menos estar en San Jorge porque mínimo me deberían llevar a Santa Mónica (ahora Penal de Mujeres de Chorrillos). Sé que aquí aplican la ley del burro y aunque mi sueño dorado siempre fue sentarme en la nariz de Pinocho y decirle: 'Pinocho, miente, miente, miente', no quiero.
¿Entonces quieres estar en Santa Mónica? Por supuesto, merezco estar ahí porque están las mejores presas.
Cambiará de look ¿Cómo pasas tus horas en el penal? Leo libros de Vargas Llosa, pero estoy tan deprimido que me he quedado en la introducción. Aparte he pedido un lápiz y un cuaderno para escribir mis memorias y corregir 'La fiesta del Chivo', el libro que me dedicó.
¿Qué arreglos le harás a la obra? Ahí, yo quiero ser el protagonista, luego le pondré 'La fiesta del Pato'.
Qué otros libros de Vargas Llosa te gustan? Otro puede ser 'Bájate el pantaleón que vienen los visitadores', muy bueno también.
¿Tus compañeros de reja ya te han pedido un cambio de look? Sí, lo estoy pensando. Hay varios que merecen un buen corte, pero de cabeza porque están bien feítos. Rómulo León ya vino, le dije que de todas maneras hay que ponerle peluca.
Estuvo con el Negro Shakira ¿En la comisaría tuviste miedo? Estaba aterrorizado, había muchas cámaras, solo me sentí tranquilo con un zambito que me cuidaba por atrás. Le decían el negro Shakira, porque con un movimiento deja sordo, ciego y mudo.
¿A qué le temes ahora? A la ley del burro. Ahora todos los presos piensan que soy racista porque cada vez que veo a un negro le doy la espalda.
¿Tomaste pastillas para dormir la primera noche en el penal? Tomé calmantes, pero no pastillas, sino supositorios para no perder la costumbre.
¿Cómo fue tu primera noche? Horrible, lo peor de todo es que no me pusieron colchón, así que tuve que dormir en el suelo para sentir algo duro y luego tuve un sueño. Soñé que me daba una pena.
¿Creíste que era una pesadilla? Aún creo que lo es, pero como buen mariconcito pagué pato.
¿Estás comiendo de la paila del penal? Sí, para qué, me tienen muy bien comido. Aunque cuando pido cabrito me alcanzan un espejo.
¿Cómo es tu celda? Linda, es una cárcel dorada, mi abogado pidió mejorías y ahora tengo piscina con agua temperada. No he pedido sauna porque ya tengo un zambo que me hace sudar y el Internet básico porque no puedo estar alejado del ratón, estoy con mi laptop siempre.
¿Y tus compañeros? Me tratan bien. Soy como su Dios, pero yo quiero ser su diosa.
Sin roche con rata León Dicen que compartirías la celda con Rómulo León, ¿dormirías con él? Claro, es un hombre guapo, que me agarre sin ningún problema. Es más, le dije que por él seré lavadora, licuadora y microondas.
¿Por qué? Porque me dijo que me va a enchufar.
Humberto Yzarra, tu accidentado, dice que te va a visitar, ¿lo recibirás? No sé, necesito tranquilidad. No entiendo por qué se molesta si a mí varias veces me han chocado por atrás y no he dicho nada, no me he quejado.
¿En San Jorge hay Míster Primavera? Todavía no me entero, pero ojalá sea verdad porque me muero por un Ken.
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